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  • Foto del escritorRevista Jurídica U de San Andrés

La importancia de los centros de investigación en temas de género

Por Luciana Tapia Rattaro*


El fenómeno de los centros de investigación en temas de género responde a una necesidad de estudio de temas que victimizan a la mujer y perjudican a la sociedad en su conjunto. La mera existencia de estos centros responde a una necesidad social de progreso y de crecimiento que busca establecer condiciones más justas para todos los ciudadanos. En esta nota explicaré, en primer lugar, el objeto de estudio de los centros, en segundo lugar, su importancia y desarrollo en diferentes países y, por último, la situación en nuestro país y los desafíos aún pendientes.


Como lo ha expresado Simone de Beauvoir en El Segundo Sexo, una mujer no se encuentra en la misma situación moral, social y psicológica que un hombre:


La forma en que aborda su profesión y el modo en que se consagra a la misma dependen del contexto constituido por la forma global de su vida. Ahora bien, cuando aborda su vida de mujer adulta, no tiene tras de sí el mismo pasado que un muchacho; no es mirada por la sociedad con los mismos ojos; el Universo se le presenta en una perspectiva diferente. El hecho de ser mujer plantea hoy a un ser humano autónomo problemas singulares.[1]


Los centros de investigación en temas de género tienen como objeto, por un lado, identificar esos problemas singulares que hostigan a las ciudadanas mujeres y, por el otro, establecer estrategias para combatirlos. Son institutos que tienen una función civil en la lucha contra las injusticias.


A lo largo de la historia contemporánea, los temas de estudio se han extendido. Estos centros trabajan, necesariamente, con una epistemología feminista que pretende abordar “la manera en que el género influye en las concepciones del conocimiento, en la persona que conoce y en las prácticas de investigar, preguntar y justificar”.[2]


En esta misma línea, los centros de investigación en temas de mujeres pueden estudiar tópicos tan diversos como las artes, las ciencias exactas, la política; y cómo todos estos campos están siendo influenciados de forma directa o indirecta por las concepciones sociales de género. Asimismo, se han abordado temáticas como “incorporación y participación de las mujeres, de su situación actual, así como los efectos que su ausencia y presencia han tenido en la ciencia y la tecnología”.[3]


Otros centros, como el de Rutgers, estudian la cambiante relación de las mujeres con la política y el gobierno y cómo endosar la influencia de las mujeres y el liderazgo en la vida pública.[4] Podemos evidenciar, tal como explica Cecilia Luque, que en los estudios de género “confluyen los contenidos, las perspectivas teóricas y los enfoques metodológicos de varias ciencias sociales y humanas, por lo cual hay una gran variedad de objetos específicos de investigación”.[5]


Una vez ya enunciado el objeto de estudio de los centros, cabe avanzar hacia la importancia que estos tienen. Respecto de este punto, las respuestas no son homogéneas, pero sí esperanzadoras. Norma Blázquez Graf sostiene que la epistemología feminista ha generado nuevas preguntas, teorías y métodos en la biología y las ciencias sociales. La autora denuncia que estos campos, histórica y políticamente, han sido distorsionados en sus conceptos y teorías a causa de supuestos sexistas. En contrapartida, un enfoque epistemológico de género permite y propone alternativas para resolver estos conflictos estructurales.[6] Consecuentemente, los centros son de discusión, difusión académica y de campo y ayudan a la formación, con enfoque de género, de profesionales de distintos ámbitos.


Bajo otro análisis, estos espacios permiten a las mujeres reforzar su voz, unificarla y hacerse escuchar. Históricamente, este tipo de herramientas civiles ha contribuido a las luchas por la igualdad. Diversos centros generan guías en las que exponen una problemática bajo el enfoque de género para distintos entes: hay guías dirigidas a empresas y otras que buscan llamar la atención a estados determinados. No obstante, cualquiera sea el sujeto al cual estas guías estén orientadas, la consecuencia de la generación de este contenido intelectual es permitir soluciones inclusivas en un marco de diferencias estructurales, es permitir que la información sirva de guía para una justicia más inclusiva.


Este enfoque es un patrón que se repite históricamente a través del globo. En el caso de Kenia, los centros de investigación de mujeres ponen el foco en temas más determinados, tales como el Center of Women´s Land Rights. Este instituto se dedica, entre otras cosas, a sintetizar toda la información correspondiente a la discriminación por parte del sistema legal keniano que sufren las mujeres en el acceso a tierras. En efecto, los centros buscan paliar la desigualdad estructural en el sistema keniano y marcar un camino hacia el cumplimiento de los derechos humanos, el desarrollo económico y la inclusión social.


En China, los centros tuvieron su auge en los años 80 y fueron impulsados por mujeres líderes liberales, pertenecientes a organizaciones gubernamentales, así como también por hombres y mujeres intelectuales, para repensar y redefinir la liberación de la mujer china.[7] Algunos grupos centraron su investigación en los problemas de la vida cotidiana del género femenino. El grupo de Shanghai Social Science Academy profundizó sobre la apreciación y representación de las mujeres y cómo esto afecta la vida social y la imagen pública del colectivo. Por otro lado, Beijing Foreign Studies University solventó proyectos que buscaban fundar la educación de las niñas en áreas rurales de China para asegurar el mismo nivel educacional que los niños.


En Estados Unidos, estos centros tuvieron su auge en los años 70, lo cual coincidió con el crecimiento del movimiento feminista. Se constituyeron como centros de investigación que proporcionaban validez científica y académica a la lucha por los derechos civiles. Ruth Bader Ginsburg, quien fue jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, evidenció la imperiosa necesidad de contar con este tipo de institutos de campo para establecer los derechos de las mujeres en la agenda de derechos humanos de las Naciones Unidas de forma permanente.[8] En los 70, fundó el proyecto Derechos de la Mujer de la Unión Americana de Libertades Civiles. Esta jueza delineó el trabajo del proyecto en tres frentes: el entendimiento público, el cambio legislativo y el cambio en la doctrina judicial. A partir de estos objetivos, numerosos juristas se encaminaron a la búsqueda de la igualdad. El proyecto también resonó en diversas universidades, como Rutgers y Columbia, donde se llevaron adelante seminarios sobre estos temas.


Asimismo, en 1971 se fundó en Los Ángeles el Centro de la Mujer que sirvió como una organización paraguas para nuclear a los grupos liberales del área. Se constituyó como un lugar donde las mujeres podían acceder a información sobre el movimiento y obtener ayuda. Este centro llevó adelante representaciones legales pro bono en casos de discriminación. Los diversos y numerosos centros estadounidenses se orientaron a atacar desigualdades estructurales (como la discriminación laboral), al cuidado de menores y a los derechos reproductivos de las mujeres.[9] En esta línea, en palabras de Bader Ginsburg: “la misión era educar, junto con el público, a quienes toman las decisiones tanto en el poder legislativo como en las cortes. Tratamos de trasmitirles que había algo erróneo en su concepción del mundo”.[10]


En nuestro país, con el regreso de la democracia, comenzó un período de “terreno fértil para que las mujeres presentemos nuestras demandas”.[11] Al igual que en los otros países mencionados, los centros argentinos de investigación de la mujer encabezaron la lucha por la equidad. Actualmente, dependen principalmente de universidades, por ejemplo, el Centro de Investigaciones María Saleme de Burnichon de la Universidad Nacional de Córdoba y El Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades de la Universidad de Mar del Plata.


En nuestra historia, la Asociación de Trabajo y Estudio sobre la Mujer generó un espacio de discusión y educación sobre género que marcó la historia de la conquista por los derechos reproductivos de las mujeres. Luego, con la creación de la Comisión por el Derecho al Aborto, se buscó recolectar información sobre la interrupción voluntaria del embarazo, apoyar a las mujeres que querían realizarse ligaduras de trompas, participar en la redacción de tres proyectos de ley y redactar uno propio.[12]


Hoy podemos evidenciar la existencia de una política estatal que pretende la profundización en la investigación de estos temas. Esto se refleja en el panorama legislativo argentino a favor del avance de los derechos de las mujeres, así como también en la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.


No obstante estos avances, queda un largo camino por recorrer. Si bien los centros son elementales para atacar desigualdades, como se ha podido evidenciar en los últimos 70 años, las mujeres siguen sufriendo los estereotipos y prácticas que importan una discriminación estructural. La violencia de género, el trabajo no remunerado, la discriminación laboral y las injerencias estatales en el ejercicio de la autonomía reproductiva de las mujeres son fenómenos que afectan a la sociedad en su totalidad. En consecuencia, la solución íntegra a estos problemas debe ser buscada en conjunto. Tanto hombres como mujeres debemos comprometernos con la construcción de una sociedad justa, en la cual ser mujer no sea, bajo ninguna circunstancia, una condición condenatoria.


 

* Estudiante de quinto año de Abogacía de la Universidad de San Andrés. [1] Simone De Beauvoir, El segundo sexo. Vol. I. Los hechos y los mitos, trans. Alicia Martorell (Madrid, 2000), p. 389. [2] Norma Blázquez Graf, “Epistemología feminista: temas centrales”, en Investigación feminista: epistemología, metodología y representaciones sociales, ed. Norma Blázquez Graf, Fátima Flores Palacios, Maribel Ríos Everardo (México, UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, 2012), pp. 21-38. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/ceiich-unam/20170428032751/pdf_1307.pdf. [3] Blázquez Graf, “Epistemología feminista: temas centrales”, p. 21. [4] Para más información, consultar: https://cawp.rutgers.edu/. [5] CIFFYH, Centro de Investigación María Saleme de Burnichon, “Los estudios de género”. Disponible en: https://ffyh.unc.edu.ar/ciffyh/los-estudios-de-genero/. [6] Blázquez Graf, “Epistemología feminista: temas centrales”, p. 21. [7] Xiaojiang Li and Xiaodan Zhang, “Creating a Space for Women: Women's Studies in China in the 1980s”, en Signs Vol. 20, Nro. 1 (The University of Chicago Press, 1994), pp. 137-151. [8] Ruth Bader Ginsburg, “Advocating the Elimination of Gender-Based Discrimination. The 1970s New Look at the Equiality Principle” en Ruth Bader Ginsburg, Hartnett, Mary Eileen; Williams Wendy W, My Own Words, (Simon and Schuster Paperbacks, 2016), p. 154. [9] Riane Eisler, “The Los Angeles Women's Center Legal Problem”, en 1 WOMEN's Rts. L. REP. 6 (1971). [10] Bader Ginsburg, “Advocating”, traducción propia, p. 157. [11] Mónica Tarducci, “Escenas claves de la lucha por el derecho al aborto en Argentina” en Salud Colectiva. [2018;14(3)], pp. 425-432. [12] Tarducci, “Escenas claves”.


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